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La costa peruana es un paisaje desértico atravesado por ríos. Algunos son de muy bajo caudal, lo que ha generado un constante trabajo para poder habitarla. Estos paisajes artificiales, los cuales en tiempos prehispánicos, constituyeron un modo de operar valiéndose de una profunda comprensión del lugar, se encuentran actualmente en un período de fricción. En la provincia del sur limeño denominada Cañete, se encuentra Chilca, un paisaje costeño con un pasado prehispánico y un presente en conflicto.
Los paisajes prehispánicos son harto apreciados por sus valores pragmáticos y estéticos entretejidos inseparablemente. Muchos de estos se encuentran en un estado similar al original mientras que otros, desde el proceso de colonización, han sido alterados por distintos fenómenos, tanto naturales como sociales, los cuales han reducido sus características tanto pragmáticas como estéticas, generando que en la actualidad sea un generalizado paisaje de ruinas, confundiéndose las prehispánicas con las modernas.
Debido a esto, ¿cómo podemos apreciar estos paisajes de ruinas, tomando como ejemplo el caso de Chilca? La problemática radica en la percepción, la representación y la valoración estética de estos paisajes.
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