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La investigación de mi trabajo trata o estudia la problemática del uso del espacio público como espacio de comercio informal, es decir como mercado. Además de mostrar las potencialidades de los mercados populares informales en el distrito de Carabayllo, como un “evento móvil” o “arquitectura espontánea”. Analizando el caso particular del Mercado “Km. 22”, a partir de sus lógicas y como este sistema "autogenerador" y espontáneo del mercado, puede ser arquitectura en el espacio público, en este caso en las calles. Si bien la arquitectura es el arte de construir, esta no es ajena a las necesidades de la sociedad. En el caso del distrito de Carabayllo esta problemática de usos en el espacio público es evidente, inmediata y preocupante.
Como arquitectos y urbanistas debemos intentar resolver problemas concretos, reales en el espacio físico en el que habitamos, sin importar las condiciones socioculturales. Carabayllo se caracteriza por tener mercados populares grandes, con un prestigio de proveer sus productos a otros distritos tales como Comas, Independencia, Los olivos y Puente Piedra. Estos mercados curiosamente están posicionados en las calles y funcionan. Tienen años instalados en dichos espacios y la población convive con ellos. La relación de los actores urbanos en este contexto conviven mutuamente, es decir se necesitan o dependen del otro, es recíproco. No por estar en la calle significa que no sea exitoso el mercado, ni que lo informal este relacionado directamente con la calle. Lo ambulante o móvil también puede ser formal y exitoso al mismo tiempo. La arquitectura debe ser una herramienta versátil, propositiva que ayude a mejorar las condiciones de habitabilidad. En la medida en que esta sea innovadora, realizable, creativa y que se ajuste a las condiciones socioculturales y económicas del lugar.
Si bien el comercio informal posee unas características depredadoras del espacio público de nuestras ciudades, tal y como están, es, también, una realidad sobre la cual debemos operar y dejar de no ignorarla. Los mercados populares, con todo su color, su presentación, sus variedades, etc., empieza a desaparecer arrollado por sistemas más mecanizados, donde la actividad de comprar no es ya un acontecimiento semanal de alguna trascendencia, sino una acción mecánica sin ninguna implicación de intercambio humano y comunicación.
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